La Moringa es considerada un superalimento porque está cargada de cualidades nutricionales. Y está demostrado científicamente.
El aporte nutricional de sus hojas, después de haber pasado por un proceso de secado, supera al de alimentos tan saludables y reconocidos como el matcha, las berzas, la col rizada… ¡e incluso las espinacas!
Si es que Popeye no se enteraba de nada…
Y si aún tienes dudas, deberías visitar la sección donde explico todos los beneficios que la Moringa puede aportar a tu salud.
Sabiendo todos sus beneficios nutricionales es normal que quieras introducirla en tu dieta. Pero te viene una pregunta a la cabeza: ¿qué debería comprar, polvo o cápsulas?
Voy a ir al grano: el polvo y las cápsulas de moringa son exactamente lo mismo. Pero hay matices que debes conocer.
Sigue leyendo y sabrás por qué.
Polvo vs Cápsulas
La producción de polvo de Moringa empieza con la recolección de las hojas de este árbol seguido de un proceso de secado. Una vez que las hojas están secas, son pulverizadas en un polvo muy fino y empaquetadas para el consumo.
La única diferencia entre el polvo y las cápsulas de Moringa es que para las segundas hay un paso más en el proceso: llenar las cápsulas con el polvo seco de Moringa. Nada cambia en sus propiedades nutricionales.
Pero… si son exactamente lo mismo, ¿en qué me baso para decidir cómo consumirla? Y aquí es donde entran en juego factores como tu economía, el tamaño de la dosis diaria que quieres tomar y la forma en la que la quieres ingerir.
Tanto la moringa en polvo como las cápsulas son muy fáciles de encontrar: en Amazon tienes opciones de calidad.
Simplemente ten en cuenta esto: una cucharadita son unos 2-3 gramos de polvo de moringa, lo que equivale a unas 4-6 cápsulas de 500 mg, que suele ser el tamaño medio en el que se comercializa.
Ahora haz los cálculos y descubrirás que el polvo es bastante más barato.
En el apartado de recetas encontrarás algunas alternativas de cómo incluir el polvo en tu dieta, pero el límite lo pone tu imaginación.
Tema aparte es que no seas un cocinitas y/o tengas poco tiempo y prefieras consumirla en cápsulas, en cuyo caso te resultará igual de beneficioso. Aunque debes tener en cuenta que para producirla en este formato se necesitan más recursos, por lo que lógicamente será más cara.
De cualquier manera, consumirla en cualquiera de los dos formatos es una buena decisión.
La Moringa destaca por sus poderosas propiedades antioxidantes.
Los antioxidantes ayudan a combatir los efectos del estrés, las enfermedades y otros males. Los radicales libres que hay en nuestro entorno (moléculas inestables que se crean en nuestro cuerpo como resultado de la polución, los rayos ultravioletas e incluso algunos alimentos que comes), pueden causar serios daños en tu cuerpo si no son eliminadas. El organismo tiene un sistema inmune que combate los radicales libres, pero muchas veces no es suficiente. Aquí es donde los antioxidantes juegan un papel muy importante actuando como auténticos superhéroes y la moringa está cargada de ellos.
La Moringa también posee vitamina C, A y E en abundancia y con una sola dosis puedes alcanzar la cantidad diaria recomendada de dichas vitaminas. Los flavonoides que contiene la Moringa favorecen la salud del corazón y el alto contenido en proteínas hace que esta planta sea muy densa en nutrientes. La lista de beneficios del árbol de Moringa es larga.
Un simple gramo de polvo de moringa puede aportar el doble de proteínas que un yogur, cuatro veces más vitamina A que las zanahorias, cuatro veces más calcio que la leche y siete veces más vitamina C que las naranjas. Una simple cucharada de polvo de Moringa, te proporciona las cantidades diarias de nutrientes que necesitas de una forma fácil y sabrosa.
No cabe duda que consumir Moringa diariamente es una verdadera inversión en salud.
Eso sí, piensa qué formato de consumo es el más adecuado para ti.
La Moringa te puede beneficiar en muchos aspectos saludables, pero tienes que consumir la cantidad adecuada.